Derrotado

Ya estoy en la recta final de la semana y tengo la impresión de estar cargándome demasiado, que salir cinco días a la semana es más de lo que aguanta mi cuerpo, pero no pienso desfallecer, pienso continuar, pero me lo tomaré con mas calma.

El jueves salí pero hice pocos kilómetros ya que estaba con problemas estomacales y no era muy comodo el correr que digamos, así que hice la vuelta corta por Becerril que son siete km.

Y el viernes me entró en la cabeza que tenia que salir a probar cuestas y ver como iba de fuerza para la que se me avecinaba en la carrera que tengo en Mayo, la III Vuelta a la Jarosa y no se me ocurrió otra cosa que subir al Cerro del Telégrafo. Error.

Subí desde mi casa como unos cinco kilómetros no muy holgado de fuerzas ya que se notaba el tute de toda la semana, y al llegar a la verdadera subida por la pista que tiene una inclinación exagera, superé solo otro kilómetro mas y me rompí, no pude subir mas corriendo, las piernas me dijeron basta, el pecho me dolía horrores, así que seguí andando cuesta arriba y llegué a cima.

La bajada la hice por el otro lado creyendo que iría directo a casa, me puse a correr pendiente abajo siguiendo la pista forestal que hay por la cara norte y cuando llevaba unos seis kilómetros se me presenta una población que no es Becerril ante mis ojos y me doy cuenta que he llegado a Moralzarzal y me empiezo a cagar en todo. Estoy roto y encima me pierdo por el monte. Miro el gps y encamino dirección Becerril, rodeando el cerro y eligiendo sendas que aparecen frente mía según voy avanzando. Me duelen las piernas horrores.

Terminé con diecisiete kilómetros cargados en las piernas y la espalda, y no con muy buen sabor de boca porque me he dado cuenta que no estoy preparado para correr en la Jarosa, y menos en una competición, más que nada porque no creo que pueda llegar a terminarla y eso es una cosa que me jode demasiado, ir a un sitio y no hacer lo que he ido a hacer.

Ya solo me queda seguir entrenando duro estos dos meses que tengo por delante para ver si cojo fuerza en las piernas para subir esas pendientes tan abruptas.